El término enemigo no siempre se utiliza de forma literal, con todo el peso que puede adquirir en ciertas situaciones, como ser durante épocas de guerra o al hablar de milenarios enfrentamientos entre dos o más naciones. Ante una situación difícil, es común decir que nuestros problemas son obra “del enemigo”, o que debe haber alguien que nos odie y que esté guionando nuestros días; sin embargo, en estos casos se trata de una exageración a causa de no querer o de no poder aceptar la realidad.
En el caso de la Declaracion de guerras se considera como enemigo a las fuerzas armadas de otro pais y, dependiendo de las reglas del enfrentamiento, a sus civiles como hostiles.
Cuando se captura a un enemigo del bando contrario se le podría considerar prisioneros de guerras y el cual deberá ser tratado, conforme a los Convenciones ginebras si los bandos están suscritos.
En la segunda guerra mundial, el Japon imperial no se adhirió a las convenciones de Ginebra y realizó innumerables actos de barbarie en contra de sus prisioneros de guerra, en especial a aquellos náufragos de embarcaciones hundidas por el arma de submarinos como es el caso del I-7 y el I-8. Los civiles enemigos no corrieron mejor suerte como es el caso de la Batalla de Wake en que se ejecutaron a 98 civiles y militares en 1943.
No hay comentarios:
Publicar un comentario